Nuestra opinión: Que las muertes en carretera sean víctimas de la tecnología

Por mucho que luchen los neomexicanos, la lacra de la conducción bajo los efectos del alcohol se resiste a ser derrotada.

El poder legislativo aprueba leyes de mano dura. Las campañas de marketing destacan los peligros de conducir después de haber bebido. Se aumentan las penas de cárcel y la concienciación, y, aun así, mueren personas a manos de otros conductores a los que no les importa ponerse al volante ebrios.

En lo que va de año, casi 100 personas han muerto en las carreteras de Nuevo México en accidentes provocados por conductores ebrios. El jueves 3 de diciembre se celebró el primer Día Nacional de Conmemoración de las Víctimas de la Conducción Bajo los Efectos del Alcohol y las Drogas, organizado por Madres contra la Conducción Bajo los Efectos del Alcohol. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, un tercio de las muertes en carretera se atribuyen a la conducción bajo los efectos del alcohol. Eso sumó 10.000 muertes en 2013, el año más reciente del que se dispone de cifras.

Situar el día conmemorativo en diciembre, entre Acción de Gracias y Año Nuevo, tiene sentido si se tiene en cuenta que durante las fiestas se produce un repunte de los accidentes por conducción bajo los efectos del alcohol. Los estudiantes universitarios que regresan a casa por las vacaciones semestrales, las fiestas navideñas y las celebraciones de Nochevieja se combinan para hacer más frecuente la conducción bajo los efectos del alcohol.
Aunque el endurecimiento de las penas, un mejor seguimiento de los reincidentes y, quizá lo más importante, la oferta de tratamiento a los alcohólicos son importantes en la lucha contra la conducción bajo los efectos del alcohol, se están abriendo otras vías en nuestros intentos por salvar vidas.
El senador demócrata Tom Udall está utilizando su influencia en el Congreso para buscar soluciones tecnológicas que podrían salvar 59.000 vidas en 15 años.

Denominada Sistema de Detección de Alcohol en el Conductor para la Seguridad, la tecnología, una vez implantada, podría mantener a los conductores ebrios fuera de las carreteras. Para ello, el Congreso debe asignar fondos, y ahí es donde resultan útiles los cargos de Udall en el Comité de Asignaciones del Senado y el Comité de Comercio del Senado. El Comité de Comercio supervisa la Administración Nacional de Tráfico y Seguridad en las Carreteras.

La Coalición Automovilística para la Seguridad del Tráfico, que representa a 17 fabricantes de automóviles, y la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carretera colaboran en el desarrollo de tecnologías de detección del alcohol que impidan arrancar un vehículo a los conductores con una concentración de alcohol en sangre igual o superior a 0,08. La idea es disponer de un sistema voluntario y no reglamentario para reducir la conducción bajo los efectos del alcohol. Hay que seguir investigando, pero la primera fase del análisis ya está hecha, centrándose en si funcionaría mejor un sistema basado en el tacto o en la respiración.
Cada individuo tiene que asumir su responsabilidad: esa es la primera y mejor forma de combatir la conducción bajo los efectos del alcohol, que la gente decida no tomarse una copa y ponerse al volante. Pero el ser humano es falible y comete errores. La tecnología puede ayudar a corregir los errores humanos y evitar que la gente mate a otros. La ciencia puede salvar vidas, pero sólo si el Congreso sigue financiando esta importante investigación.

http://www.santafenewmexican.com/opinion/editorials/our-view-make-highway-fatalities-a-victim-of-technology/article_a9f9d187-252a-51a0-8c57-292261b2e40e.html